Cuando el apego esta presente, entregarse, mas, que un acto de cariño
desinteresado y generoso, es una forma , de capitulación, una rendición
guiada por el miedo con el fin de preservar lo bueno que ofrece la
relación, la persona apegada comienza a sufrir una despersonalizacion lenta e implacable hasta convertirse en una anexo de la persona “amada”, un
simple apéndice.
Equivocadamente, entendemos el desapego como dureza de corazon, indiferencia o insensibilidad, y eso es incorrecto. Amor y Apego no siempre deben ir de la mano. Lo hemos entremezclado hasta tal punto, que ya confundimos el uno con el otro.
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El desapego no es desamor, sino una manera sana de relacionarse, cuyas premisas son: independencia, no posesividad y no adiccion.- Walter Riso |
El apego enferma, castra, incapacita, elimina criterios, degrada y
somete, deprime, genera estrés, asusta, cansa, desgasta y, finalmente,
acaba con todo el residuo de humanidad posible.
Estos se pueden dividir en este caso, tomaremos dos grupos:
A)Los activo-dependientes pueden volverse celosos
e hipervigilantes, tener ataques de ira, desarrollar patrones obsesivos
de comportamiento, agredir fisica o llamar la atencion de manera
inadecuada, incluso mediante atentados contra su propia vida.
B)Los pasivo-dependientes tienden a ser sumisos, dociles y extremadamente obedientes para intentar ser agradables y evitar el abandono.
Otra manera mas extrema es cuando, el sujeto apegado concentra toda la capacidad placentera en la persona
“amada”, a expensas del resto de la humanidad. Con el tiempo, esta
exclusividad se va convirtiendo en fanatismo y devoción: “Mi pareja lo
es todo”. El goce de la vida se reduce a una mínima expresión: la del
otro.
Segun Walter Riso: LA INMADUREZ EMOCIONAL: EL ESQUEMA CENTRAL DE TODO APEGO
La inmadurez emocional implica una perspectiva ingenua e intolerante
ante ciertas situaciones de la vida, generalmente incómodas o aversivas.
Una persona que no haya desarrollado la madurez o inteligencia
emocional adecuada tendrá dificultades ante el sufrimiento, la
frustración y la incertidumbre.
El nos señala las tres manifestaciones más importantes de la inmadurez
emocional relacionadas con el apego afectivo en particular y con las
adicciones en general:
1) bajos umbrales para el sufrimiento,
2) baja tolerancia a la frustración y
3) la ilusión de permanencia.
Primero definamos Bajos umbrales para el sufrimiento o la ley del mínimo esfuerzo:
La incapacidad para soportar lo desagradable varía según de un sujeto a otro. Hay personas que son capaces de aguantar una cirugía sin anestesia, o de
desvincularse fácilmente de la persona que ama porque no les conviene,
mientras que a otras hay que obligarlas, sedarlas o empujarlas
El pensamiento central de la persona apegada afectivamente y con baja tolerancia al sufrimiento, se expresa así:
“No soy capaz de renunciar al placer/bienestar/seguridad que me brinda la persona que amo y soportar su ausencia. No tengo tolerancia al dolor. No importa qué tan dañina o poco recomendable sea la relación, no quiero sufrir su pérdida. Definitivamente, soy débil. No estoy preparado para el dolor”.
Baja tolerancia a la frustración o el mundo gira a mi alrededor
La clave de este esquema es el egocentrismo, es decir: “Si las cosas no son como me gustaría que fueran, me da rabia”. Tolerar la frustración de que no siempre podemos obtener lo que esperamos, implica saber perder y resignarse cuando no hay nada que hacer. Significa ser capaz de elaborar duelos, procesar pérdidas y aceptar, aunque sea a regañadientes, que la vida no gira a nuestro alrededor. Aquí no hay narcisismo, sino inmadurez.
Lo infantil reside en la incapacidad de admitir que “no se puede”
Muchos enamorados no decodifican lo que su pareja piensa o siente, no lo comprenden o lo ignoran como si no existiera. Están tan ensimismados en su mundo afectivo, que no reconocen las motivaciones ajenas. No son capaces de descentrarse y meterse en los zapatos del otro. Cuando su media naranja les dice: “Ya no te quiero, lo siento”, el dolor y la angustia se procesa solamente de manera autorreferencial: “¡Pero si yo te quiero!” Como si el hecho de querer a alguien fuera suficiente razón para que lo quisieran a uno. Aunque sea difícil de digerir para los egocéntricos, las otras personas tienen el derecho y no el “deber” de amarnos. No podemos subordinar lo posible a nuestras necesidades. Si no se puede, no se puede.
Ilusión de permanencia o de aquí a la eternidad
La estructura mental del apegado contiene una dudosa presunción
filosófica respecto al orden del universo. En el afán de conservar el
objeto deseado, la persona dependiente, de una manera ingenua y
arriesgada, concibe y acepta la idea de lo “permanente”, de lo
eternamente estable.
El apego está sustentado en una falsa premisa, una utopía imposible de
alcanzar y un problema sin solución. La siguiente frase, nuevamente de
Buda, es de un realismo cruento pero esclarecedor: “Todo fluye, todo se
diluye; lo que tiene principio tiene fin, lo nacido muere y lo
compuesto se descompone. Todo es transitorio, insustancial y, por tanto,
insatisfactorio. No hay nada fijo de qué aferrarse”.
Decir que todo acaba significa que las personas, los objetos o las
imágenes en la cuales hemos cifrado nuestras expectativas de
salvaguardia personal, no son tales.
Aceptar que nada es para toda la
vida no es pesimismo sino realismo saludable. Incluso puede servir de
motivador para beneficiarse del aquí y el ahora: “Si voy a perder los
placeres de la vida, mejor los aprovecho mientras pueda”. Esta es la
razón por la cual los individuos que logran aceptar la muerte como un
hecho natural, en vez de deprimirse disfrutan de cada día como si fuera
el último.
Hay varios tipos de apegos como los mas resaltanes tenemos:
- La vulnerabilidad al daño y el apego a la seguridad /protección:
Este tipo de apego es de los más resistentes porque el sujeto lo
experimenta como si fuera una cuestión de vida o muerte. Aquí no se
busca amor, ternura o sexo, sino supervivencia en estado puro. Lo que
persigue no es activación placentera y euforia, sino calma y sosiego. El origen de este apego parece estar en la sobreprotección parental
durante la niñez y en la creencia aprendida de que el mundo es peligroso
y hostil.
- El miedo al abandono y el apego a la estabilidad/confiabilidad:
“Prefiero un mal matrimonio, a una buena separación”- Walter Riso En ciertos individuos la búsqueda de estabilidad está asociada a un profundo temor al abandono y a una hipersensibilidad al rechazo afectivo. La confiabilidad se convierte, para ellos, en una necesidad compulsiva para soliviar el miedo anticipatorio a la carencia.
- La baja autoestima y el apego a las manifestaciones de afecto:
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“Prefiero una separación con amor, a un matrimonio sin afecto”. -Walter Riso |
En este tipo de apego, aunque indirectamente también se busca
estabilidad, el objetivo principal no es evitar el abandono sino
sentirse amado.
- Los problemas de autoconcepto y el apego a la admiración:
Aquí la carencia no es de amor sino de reconocimiento y adulación. Estas
personas no se sienten admirables e intrínsecamente valiosas: por tal
razón, si alguien les muestra admiración y algo de fascinación, el apego
no tarda en llegar.
- Libro Amar o Depender de Walter Riso
Vive amandote y seras muy feliz
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